viernes, 30 de abril de 2010

DECLARACION DE PROFESORES/AS POR UNA UNIVERSIDAD DEMOCRATICA DE EXCELENCIA ACADEMICA

Grupo de profesores/as por una Universidad Democrática de Excelencia Académica
Declaración

I.

El cuadro de transformaciones que han venido aconteciendo en el sistema de la Universidad de Puerto Rico so pretexto de las medidas cautelares: amenaza con prescindir de una buena parte de los profesores/as por contrato, amenaza con la eliminación de las exenciones de matrícula, con reducciones dramáticas de las ofertas de verano, con un cambio del máximo de cupo de estudiantes por sección, con la eliminación de los descargues por investigación, congelación de ascensos, entre otros; con toda probabilidad se producen en consonancia con las estipulaciones en ley. No obstante, hemos arribado a una nueva sensibilidad de época en la que reconocemos que algo puede estar en ley pero no necesariamente es justo.

Estos cambios descansan igualmente en una expropiación sistemática del poder decisional de los profesores y en un recrudecimiento del control del proceso de trabajo al interior de un imaginario de excelencia que descansa en el criterio mercantil de la productividad. Lo anterior se expresa también vía una progresiva centralización de las decisiones en instancias externas a los Departamentos y Facultades (Recursos Humanos, Asuntos Académicos, Decanato de Estudios Graduados e Investigación) y en el aumento de profesores en situaciones de vulnerabilidad contractual. La expropiación cada vez mayor del poder decisional de los profesores se tramita vía el sesgo eminentemente legalista de la Universidad el cual se traduce en una intimidación de los profesores vía certificaciones, notificaciones del Registrador e informes de Directores y Decanos estipulados en formatos de la productividad antagónicos al quehacer académico e intelectual. La burocratización como forma de gobierno igualmente mina el poder decisional de los profesores/as e incrementa su desvalorización reproduciendo y fortaleciendo las jerarquías de poder existentes.

Se trata, a su vez, de la presencia de un poder cínico que opera desde el simulacro de la participación y con la complicidad de un sector de profesores, en un contexto donde, es de todos conocido la inefectividad del cualquier resolución por parte de los profesores/as y en el que el poder sobre los asuntos de la Universidad lo tiene la Junta de Sindicos y las distintas administraciones de gobierno de turno.

Estas transformaciones no comienzan ni terminan con las presentes medidas cautelares. El cambio paradigmático desborda también la gestión de la presente administración al tiempo que la política partidista, si bien sus flancos abiertamente represivos (aparato policiaco, fuerza de choque) están siendo confrontados en el presente. Se trata de toda una transformación sistémica cada vez más contraria a los valores universitarios.

II.

Es evidente que el tiempo que se dedica a la formación (educación) está adquiriendo la misma importancia que el que se dedica al trabajo, cuando no lo eclipsa. Este reconocimiento requiere que la mayor inversión de capital sea destacado al proceso de producción de conocimiento puesto que son muchos los que caracterizan las economías contemporáneas como “economías del conocimiento” en tanto expresión de un sistema de producción donde los elementos intangibles son cada vez más centrales. Tenemos que seguir defendiendo el lugar que ocupa la Universidad como espacio privilegiado de esa producción de conocimiento. No es posible propiciar la producción de una economía del conocimiento sin los recursos materiales e intelectuales necesarios para producir conocimiento.

III.

Defendemos la Universidad como el espacio en el cual se lleva a cabo la actividad del pensar como forma de vida consistente. Defendemos igualmente la singularidad del conocimiento que se produce en la Universidad y que como profesores producimos. Estamos abocados a la tarea de pensar el universo físico y social desde protocolos específicos del sistema de la ciencia, las artes y la filosofía y esta producción de conocimiento requiere de un contexto reflexivo que no puede estar sujeto a criterios utilitarios o de rentalibilidad.

Al presente, la Universidad se encuentra amenazada por una serie de poderes internos y externos y estos poderes externos también encuentran a su vez una correspondencia interna pues muchas de las políticas institucionales se aprueban ante la indiferencia de muchos colegas, excepto cuando sus privilegios se encuentran amenazados. Entre los poderes externos también se encuentra una creciente desvalorización del trabajo de los profesores afianzada institucional y mediáticamente.

Defendemos la posibilidad de una Universidad protegida de los vaivenes económicos y políticos y de las fuerzas que obstaculizan su autonomía. Existe un desconocimiento generalizado en la sociedad acerca de los modos de funcionamiento de la Universidad y no sólo de la Universidad sino del sistema público de educación en general. Se conocen sus aciertos y sus conflictos a través de la comunicación mediática.

IV.
Los conflictos y las resistencias que se han producido en el sistema de la Universidad de Puerto Rico en los últimos años han gravitado alrededor del drama del cierre o apertura de los portones de los Recintos. El efecto de este drama es que la pugna alrededor de los portones se constituye en un eje central de la contienda, ocluyendo parcialmente el debate sobre las cuestiones sustantivas que la motivan. Todo agenciamiento universitario tendría que hacerse acompañar de las explicitaciones teóricas y políticas que le dan sentido. Esto no se logra con palabras maestras (privatización, neoliberalismo, etc.) sino con la discusión detenida y profunda en todos los contextos (salones de clase, medios de comunicación, etc.) del sentido de los agenciamientos.

Defendemos una Universidad que contribuya a complejizar los imaginarios de democracia actualmente existentes. Si bien históricamente la democracia ha sido colapsada con el requisito del número (los más, los muchos, la muchedumbre, las mayorías) es evidente que tenemos que comenzar a discutir los asuntos por sus méritos y no en función de si hay poca o mucha gente detrás de ellos. Entendemos que el problema de la democracia y el número no tiene nada que ver con portones abiertos o portones cerrados por lo cual proponemos una Universidad que trascienda la dicotomía adentro o afuera, propicie la vinculación de la Universidad con el pueblo de Río Piedras y promueva una Universidad democrática de excelencia por venir hacia la que tendríamos que trabajar.

V. Frente a estas condiciones proponemos como agenda para el presente y el futuro inmediato trabajar detenidamente y movernos para hacer viable lo siguiente:

1.Que las decisiones que se tomen en torno al sistema de la Universidad de Puerto Rico sean tomadas por los diversos componentes de la comunidad universitaria, según sea el caso y que la utilización de los recursos legales se supediten a las consideraciones estrictamente académicas.

2. La eliminación de toda instancia deliberativa a través de las cuales se hace el simulacro de la participación pues no es que los profesores/as no tengamos instancias de deliberación, es que las mismas han sido cooptadas a partir de disposiciones que han transformado la centralidad de la deliberación democrática de los asuntos que competen a la Universidad.

3.Que se instauren mecanismos de participación directa en los procesos decisionales a todo lo largo y ancho del sistema y que los principios de elección de personal pasen directamente vía el sistema de democracia directa a los cuerpos facultativos en pleno.


4.Que pensemos en la posibilidad real de reestructurar o eliminar instancias administrativas caducas y excesivamente onerosas a la Universidad, en favor de atender las necesidades académicas fundamentales a la actividad docente como son, la investigación y la divulgación e internacionalización de las mismas.


5.Que se proteja el principio de libertad de cátedra contra todo asedio particularmente el que se deriva de las instancias administrativas.

6. Proponemos que se retomen los esfuerzos por impulsar una nueva ley universitaria que garantice la autonomía fiscal y académica de la Universidad, esto es, que emancipe a ésta del control antidemocrático político-partidista, que emana del estatuto vigente. Mientras siga vigente la ley actual cualquier noción de autonomía universitaria y de universidad democrática será sencillamente una falacia.


Los profesores que suscribimos este documento optamos por asumir una posición de enunciación y discursiva de autovaloración y de reapropiación de nuestros poderes decisionales.

28 de abril del 2010.

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